jueves, 13 de diciembre de 2007

piedad

1 comentario:

Pepi Hernández dijo...

Es seguro que Miguel Ángel no conoció a la Virgen ni a Cristo en persona, pero está claro que supo plasmar el dolor, la resignación y la belleza de un alma tan pura como María.
Enhorabuena por haber seleccionado TANTO en una obra tan serena y bella como esta.
¡Un beso guapetona!